La reciente noticia de la muerte Canele, o mejor dicho el asesinato de la última osa originaria del Pirineo, ha puesto en evidencia una vez más al colectivo de cazadores, esos que dicen ser los más ecologistas que nadie.
Esta claro que si no andasen con escopetas por el monte, no hubieran tenido la oportunidad de disparar contra un animal indefenso, que tampoco atacaba a nadie. Son precisamente los cazadores quienes entrenan perros y luego los echan al monte para que remuevan toda la fauna existente. Y sin los cazadores tampoco hubiera habido perros asustando a Canele.
Extraña forma esta de los cazadores de practicar ecologismo. Porque además el perro, su comportamiento en el monte, que no es precisamente selectivo, ahuyenta a todo tipo de fauna, corta procesos naturales de cría. No es de extrañar que la primera prohibición en cualquier Parque Nacional sea la de llevar perros, prohibición que debería hacerse extensiva todos los parques naturales, aunque se lleven atados.
Ahora y como siempre hacen los cazadores, dicen que esos eran unos simples escopeteros, o como está ocurriendo en los últimos meses en el Pirineo, con la operación Lobon de la Guardia Civil, y en la que llevan ya unas cuantas detenciones de cazadores, alegan que solo son furtivos, pero no cazadores.
Por cierto que en una de las últimas detenciones de cazadores “furtivos”, uno de ellos resulto ser Guardia Civil, de graduación Comandante y que durante años fue el jefe del SEPRONA en Ciudad Real.
Es como cuando vemos a diario las agresiones de hombres a sus parejas, cuando el resultado es de muerte, casi siempre es producida con un arma de caza, luego detrás siempre hay un individuo violento que dispone de armas de fuego y que responde al perfil de cazador.
La caza es un serio problema, al que las autoridades temen limitar por miedo a un colectivo ciertamente amplio y violento. Más bien al contrario, las autoridades facilitan su desarrollo y hasta lo promocionan como actividad turística y económica.
Pero la caza no deja de ser un problema medio ambiental. En Aragón lo sabemos bien. Con la desaparición de Canele, se puede perder el oso pirenaico, y todavía está por ver si las reintroducciones funcionaran. A las que por cierto se oponen los ecologistas- cazadores. Si a esto sumamos la desaparición hace escasos años del bucardo, o cabra pirenaica, estamos asistiendo a la más rápida extinción de animales y de biodiversidad Pirenaica de toda la historia. Y como siempre nuestras autoridades cómodos en sus despachos sin poner remedios.
Tanto el oso como el bucardo tienen un claro predador que los ha perseguido hasta la extinción. No hace falta ser muy listo para darse cuenta que se trata del “ecologista cazador”.
Ahora estos personajes continuaran con su afición a pegar tiros a todo lo que se mueva, y la pregunta es clara, ¿Cuál será la próxima especie a extinguir?
Por no hablar de otros aspectos que afectan a la caza como el plumbismo, provocado por los cartuchos de plomo que durante años y años se han utilizado y que han contaminado espacios naturales, especialmente humedales, donde las aves los picotean e ingieren pasando a la cadena alimenticia. Así como la contaminación de cultivos por el plomo.
La caza ha supuesto también la destrucción de hábitats, con la construcción de vallados cinegéticos y todas sus consecuencias: Degeneración genética al cazar a los ejemplares machos, jóvenes y fuertes. La endogamia al quedar aislados por vallados e infraestructuras públicas. La hibridación, por repoblación de los cotos con animales más débiles.
La caza es también un problema de derechos. Porque cuando están estos ecologistas-cazadores en el monte, los otros ciudadanos, ecologistas o no, no pueden disfrutar de la naturaleza, o si lo hacen es sometiéndose a un grave riesgo de accidente o muerte, y como poco a una alta tensión ante los constantes disparos. Se acabó el simple paseo, el salir a recoger setas o hierbas aromáticas y medicinales, y por supuesto olvidarse de poder contemplar fauna en su medio.
La caza es un problema de seguridad. Cada año se producen una veintena de muertes durante la práctica de la caza que son inmediatamente catalogadas como accidentes. Y un importante número de heridos de bala que no suelen ser noticia al sobrevivir. Debería haber controles de alcoholemia antes de permitir que cualquier individuo pueda portar un arma. Además deberían hacerse revisiones serias antes de dar el permiso de armas y no el simple pago en un centro de reconocimientos médicos.
Otros muchos accidentes o lesiones se producen en los propios domicilios cuando se limpian las armas, o cuando no están debidamente custodiadas y resultan de fácil acceso a menores, a ladrones, o incluso a su propietario cuando se encuentra enfurecido. Las conductas violentas son rasgos indiscutibles de los cazadores.
La caza es un problema de ética. Porque no aporta nada a la sociedad. Antes bien es una actividad egoísta, que prima el destrozo de una parte de la naturaleza que es de todos en beneficio propio. Es una actividad cruel, porque el objetivo no es otro que matar, y llega a ser un comportamiento obsesivo.
ANIMALES EXTINGUIDOS POR LA CAZA
●Cóndor de California (Gymnogyps californianus)
●Zarapito esquimal (Numenius boraealis)
●Cotorra de Carolina (Conuropsis carolinensis)
●Gallo de las praderas (Tympanuchus cupido cupido)
●Ara tricolor
●Condrohierax uncinatus mirus
●ALCA gigante (ALCA impennis)
●Dodo de la isla de Mauricio (Raphus cucullatus)
●Solitario de Reunión (Raphus solitarius)
●Solitario de Rodríguez (Pezophas solitaria)
●Alectroenas nitidísima
●Psittacula eupatria wardi
●Otus rutilus capnodes
●Cuaga (Equus quagga)
●Hipotrago o antílope azul (hippotragus leucophaeus)
●Cormorán de Pallas (Phalacrocórax perspicillatus)
●Vanellus macropterus
●Rallus wakensis
●Halcon miyakoensis
●Columba vitiensis godmanae
●Cyanoramphus novaezelandie subflavescens
●Macropusgreyi
●Rata arbórea australiana (conilurus albipes)
●Néstor meridional o kaka (Nestor meridional productus)
Guía de los mamíferos y aves extinguidos del mundo, Patón y R. Merchante
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